Por Rosa Miriam Elizalde
LA HABANA.- La noticia le ha dado la vuelta al mundo: la administración Obama está ultimando la puesta en escena de un nuevo ejército ciberespacial. Primero The Wall Street Journal, luego The New York Times, afirmaron que el objetivo de este cibercomando era garantizar la seguridad de las redes de computadoras militares de Estados Unidos, amenazadas por la intrusión de “hackers” vinculados especialmente a países como China y Rusia.
En una sola píldora le han hecho tragar a las víctimas el pretexto para matarla (el fantasma del enemigo externo) y los detalles de cuál será el arma homicida (un cibercomando que mantendrá bajo vigilancia al planeta y eventualmente entrará en acción). Como ha interpretado cabalmente Tom Burghardt, en Global Research[1], los Estados Unidos están utilizando el subterfugio de la ciberseguridad como una fachada para la ciberguerra, un proyecto que vienen fraguando los halcones norteamericanos desde antes del 11 del Septiembre del 2001 y que comenzó a concretarse en el 2003, cuando se filtró un documento secreto[2] firmado por Donald Rumsfeld, ex Secretario de Defensa, en que se daba la orden de crear este Comando especial.
Desde entonces se ha ido engrasando el arsenal militar para la intervención de servidores, el espionaje de la red, la compra de mercenarios cibernéticos, el asalto a las legislaciones para criminalizar a los ciudadanos en nombre de la guerra contra el terrorismo, la torcedura de brazo de las compañías de telecomunicaciones y hasta el lanzamiento —en marzo de 2003, en Iraq— de la bomba electrónica, que inhabilita todos los sistemas electrónicos de una sola vez.
Lo inédito desde entonces no era la creación de este ejército, sino que las acciones de guerra electrónica, que anteriormente estaban separadas entre diez operaciones del Pentágono y otros centros de inteligencia, además de la Fuerza Aérea, se comenzarían a articular en una sola dirección que extendería la guerra santa de Bush —“O estás con nosotros, o estás con los terroristas”— no solo contra países, sino contra empresas, grupos e individuos, que empezaban a ser cazados como conejos a través del gran sistema nervioso de la era global.
Por alguna razón burocrática que no se ha revelado, el Comando Ciberespacial estará a cargo de la tenebrosa Agencia de Seguridad Nacional (NSA). Sin embargo, en el 2003 el Comando Ciberespacial se anunció bajo la sombrilla de la Fuerza Aérea y se independizaría como Ejército en octubre de 2008, con un presupuesto para su primer año de operaciones de 2 000 millones de dólares.
El general de la Fuerza Aérea Robert Elder, quien en noviembre de 2006[3] se veía como el jefe del Comando, adelantó entonces en una conferencia de prensa la razón de este nuevo despliegue ofensivo en el ciberespacio: “El cambio cultural es que vamos a tratar la Internet como un campo de guerra, y vamos a concentrarnos en él y darle prioridad para acciones en el ciberespacio”.
De modo que no hay novedad ni en el Comando, ni en el autobombo del nuevo jefe del Pentágono que sigue el mismo trillo de sus predecesores en la administración Bush, ni en el empleo ofensivo que ya han hecho de él los señores de la guerra. Esta es la misma versión estratégica para la represión y la subversión que ha venido implementando el gobierno de los Estados Unidos por décadas, reajustada simplemente a una nueva era, la de la información, cuya columna vertebral es la Internet.
QUITATE TÚ PARA PONERME YO
El USA Today[4] daba cuenta en marzo de 2007 de una de las estrategias favoritas de la ciberguerra, que ya estaba en práctica: ataques piratas contra los sitios en Internet que molestaban a la administración Bush, para lo cual el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea disponía de 40 millones de dólares.
Pero la joya de esta ofensiva se concentraba, desde entonces, en la fabricación de sitios web y de ciberdisidentes a la medida de la retórica libertaria de las tropas norteamericanas para justificar sus acciones bélicas.
Esa misma publicación daría cuenta unos meses después, en mayo de 2008, que el Pentágono “está creando una red mundial de sitios web noticiosos en lengua extranjera, incluido un sitio en árabe para los iraquíes, y contrata periodistas locales para escribir historias de acontecimientos de actualidad y otros contenidos que promuevan los intereses de EE.UU. y mensaje contra insurgentes” [5].
"Magharebia es un sitio web patrocinado por el Departamento de Defensa de los EE.UU. Está diseñado para informar a un público internacional, con un portal que posee una amplia gama de información sobre la región del Magreb". (USA Today)
El diario añadía que “los sitios de noticias son parte de una iniciativa del Pentágono para ampliar las ‘operaciones de información’ en Internet”. Entre las web construidas por el Pentágono, afirmó la publicación, se encuentran el sitio iraquí www.mawtani.com, el portal para los Balcanes www.setimes.com y www.magharebia.com, para la región magrebí.
¿Cuál era el denominador común de estas publicaciones, según USA Today?
- Ser escrito por periodistas locales contratados para elaborar historias que se ajusten a los objetivos del Pentágono.
- Personal militar o sus contratistas revisan las historias para asegurarse de que sean compatibles con esos objetivos.
- A los periodistas se les paga por lo que publican.
Y por supuesto, la suma discreción, que se traduce en el enmascaramiento del hospedaje para los sitios web y los registros de dominio, y la reserva de cómo funciona el trasiego del dinero para el pago a los traductores y al personal técnico y periodístico. El diario anunciaba la preparación de web similares para Latinoamérica, en particular un portal que correría a cargo del Comando Sur cuyo nombre y características se mantenía en el anonimato.
EXTRAÑAS COINCIDENCIAS
Un sencillo ejercicio de comparación de los registros de dominio de estas web reveladas por el USA Today, y algunas que en esos primeros meses del 2008 gozaban de una súbita publicidad, revelaba el siguiente resultado:
La variable común, no revelada por el USA Today, es la propiedad del dominio, en manos de la compañía GoDaddy, dedicada al registro de dominios y soluciones para Internet que se caracteriza por ofrecer estos servicios preservando el anonimato del comprador. Cobra más caro, por supuesto. El dueño y único inversionista de esta compañía es Bob Parsons, ex miembro del Cuerpo de Marina de la Fuerza Naval norteamericana y veterano de la guerra de Vietnam, hombre de cuantiosa fortuna y entusiasta defensor de métodos extremos para “ablandar” terroristas[6].
GoDaddy posee un largo historial de cierre de sitios pertenecientes a sus clientes, sin previa notificación, y como
otras empresas de registros de dominios norteamericanas, no puede ofrecer registros en Internet a firmas o individuos vinculados a países que aparecen en la lista de sanciones de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), entre ellos Cuba.
Tienen terminantemente prohibido facilitar el comercio electrónico y el envío de remesas. De hecho en marzo del 2007 el gobierno de los Estados Unidos, a través la OFAC[7], ordenó el cierre de 80 sitios web de un operador turístico extranjero, cuyo dueño vive en España y hace negocios en el Reino Unido. Sin notificación previa, el registrador Enom bloqueó 80 nombres de dominio de este operador turístico, incluidos algunas web dedicadas a intercambios puramente culturales, como www.cuba-hemingway.com.
Sin embargo, GoDaddy, que también tiene órdenes legales de cerrar dominios vinculados con Cuba y que lo suele hacer sin contemplaciones, mantiene un supuesto sitio web cubano del grupo de rock Porno para Ricardo, rabiosamente antigubernamental, a través del cual se pueden realizar envíos de dinero para “comprar instrumentos musicales” para este grupo en la Isla. Y remarco la sospechosa cubanidad del sitio, porque, como otros que se dedican a la propaganda contra el gobierno de Cuba en Internet, ni es administrado en la Isla, ni sus servidores están en el territorio cubano, ni utiliza dominios nacionales, ni sus dueños parecen estar en el Caribe, ni las sofisticadas herramientas de administración y servicios de esta web –con gateway de pago o pasarela electrónica para el traspaso de dinero a través de tarjetas de crédito- las podría administrar un periodista cubano verdaderamente independiente de la voluntad política y el financiamiento de Washington.
A lo que se añade la abrumadora campaña publicitaria de este y otros sitios de “disidentes” cubanos en los sistemas de búsqueda en la web, campaña que tampoco se puede hacer desde Cuba. Google lo tiene prohibido, cumpliendo a rajatabla lo que establece la ley del bloqueo norteamericano contra Cuba. En otras palabras, si nadie desde aquí puede usar una tarjeta de crédito para ejecutar una estrategia publicitaria semejante a través de Google Adwords[8], ¿podrán los directivos del famoso buscador darnos la pista del dinero que corre a raudales en la Internet promoviendo este tipo de web y a súbitas estrellas de la ciberdisidencia mundial?
CIBERDISIDENTES
Los académicos militares ofrecen, además, otra variable importantísima en la guerra de información vía Internet. Para hacer pasar los prejuicios como hechos reales estos deben ser filtrados a través de una perspectiva personal, acompañada preferiblemente de imágenes y otras evidencias que prueben que el testimoniante se encuentra efectivamente en el lugar del relato.
Military Review[9], la revista oficial del Pentágono, ha dedicado extensos análisis a la importancia del blog y del ciberdisidente en esta estrategia. Sirven para ofrecer rostro y anécdota a una retórica que responde al diseño político de los militares norteamericanos para cada región en conflicto, particularmente aquellas donde se está extendiendo el uso de la Internet.
Como mismo han construido sitios, los expertos en guerra de información han creado ciberdisidentes a la carta. Un caso muy controversial fue el del bloguero iraquí Salam Pax, quien durante la invasión norteamericana mantuvo misteriosamente su blog anti Saddam y anti Bush. Hay evidencias de sospechosos ciberdisidentes en Yugoslavia, China, Vietnam, Irán, Siria…
En cuanto a Cuba, llama la atención el meteórico estrellato de la bloguera Yoani Sánchez, quien clasifica para no pocas de las condiciones exigidas por los expertos del Pentágono. El diseño de su blog está concebido sobre varias falacias: el nombre del sitio madre – www.desdecuba.com - sugiere que todo el esfuerzo de conexión a la Red proviene de la Isla. Sin embargo, el servidor está alojado en Alemania, registrado a nombre de Josef Biechele –¿quién es este hombre?, ¿por qué ella jamás menciona a este generoso mecenas?-, y goza de recursos de administración que no están al alcance de ningún bloguero común, mucho menos cubano, que no posee gestores locales de blogs y tiene que lidiar con una red extremadamente lenta para conectarse con sistemas internacionales como Blogger y otros.
http://www.ipligence.com/geolocation/?lang=en&search#
El soporte técnico de este sitio, que le da servicio casi en exclusiva a su blog, es del tipo de herramienta diseñada a mano, que cuesta hoy en el mercado varios cientos de miles de dólares. La estrategia publicitaria, tanto en los sistemas de Google como en otros medios digitales y tradicionales, es de Grandes Ligas.
Lo que dice también es obra de las manipulaciones. La bloguera convoca a movilizaciones a través de Twitter, foros sociales y otras variantes de la web 2.0 que apenas se utilizan en Cuba, un país con un limitadísimo ancho de banda y débiles prestaciones de la red, entre otras razones porque toda su conexión a Internet es satelital y sigue estando bajo la presión del bloqueo, que además del cable submarino ha impedido por más de una década el comercio electrónico y el acceso a las tecnologías digitales. Quien se conecta en la Isla a una velocidad de 30-40 Kbps, a duras penas puede consultar su correo electrónico y dedicar su esfuerzo y tiempo de conexión a prioridades que suelen estar a años luz del negativismo a ultranza de Yoani.
¿A quién le habla entonces esta mujer, que obviamente no tiene interlocutores en Cuba? ¿Es a los cubanos o a una audiencia que está fuera de la Isla, bombardeada por un discurso prejuicioso que ella intenta apuntalar? ¿El privilegio de estar aquí garantiza su objetivad?
Se declara apolítica, no comprometida con ningún sistema, y sin embargo, el descriptor que los creadores de su blog pusieron para identificar a su web dicen que www.desdecuba.com es una “Revista de corte político-independiente. Brinda una panorámica distinta a la que brinda el gobierno cubano”. Entre sus notas abundan las gastadas tesis políticas que ha utilizado por años el Departamento de Estado para incorporar a Cuba en todas las listas negras, sazonadas con la estética de los años 50 y el estereotipo de La Habana en ruinas, una manera de dar lo que quieren y lo peor posible en el menor espacio posible.
Últimamente ni siquiera se cuida de los excesos ultraderechistas, algo por lo que seguramente ya le deben haber llamado la atención, pues está lejos del papel que parece representar. Se acerca más a lo que diría un Luis Posada Carriles[10] digital que a lo que se pudiera esperar de una bloguera pacifista, probable candidata al Nobel de la Paz. Por ejemplo, en un texto dedicado a la “noche de los cuchillos largos que sobrevendrá sobre la Isla”, hace adhesión tácita a la licencia para matar que de vez en cuando se invoca desde Miami:
Gente esperando, con el palo o la navaja bajo la cama para un día poder usarlos. Odios enquistados contra aquel que los delató, les impidió que tuvieran un mejor empleo o hizo que el hijo más pequeño no pudiera estudiar en la universidad. Hay tantos aguardando por un posible caos que les dé el tiempo necesario para la venganza , que desearía no haber nacido en esta época, donde sólo se puede ser víctima o victimario, donde tantos añoran la noche de los cuchillos largos. (Yoani Sánchez, 25 de abril de 2009)
Si se sigue la lógica de los estrategas norteamericanos, el rostro que hoy tiene el discurso anticubano -sea el de una mujer o cualquier otro-, es lo menos importante. Ella y quienes vendrán preparan el terreno para una escalada que permita continuar imponiendo determinado punto de vista en una audiencia de más de mil millones de usuarios que se informa fundamentalmente por Internet. También, ganar un espacio para influir en los cubanos que, por lógica del desarrollo y el esfuerzo en la educación de cientos de miles de niños y jóvenes en la tecnología digital, estarán cada vez más conectados a la Red.
La estrategia de utilizar la Internet para la intervención política viene perfilándose desde hace al menos cinco años, con un in crescendo en los últimos meses, cuyo colofón son las recientes medidas anunciadas por la administración de Obama. Él heredó de Bush la decisión de redirigir los financiamientos para la subversión contra Cuba en el ámbito de las telecomunicaciones. Que este anuncio no es nuevo lo confirma la nota publicada el 7 de mayo de 2008, en Los Angeles Times, firmada por Paul Richter[11]:
La USAID, a cargo de supervisar el programa para promover la democracia en Cuba, está tratando de convencer a grupos no gubernamentales en Europa Central y América Latina de que se unan a organizaciones estadounidenses para solicitar subvenciones… El objetivo es utilizar mayor parte del presupuesto de 45 millones de dólares para comprar equipos de telecomunicaciones como teléfonos celulares y medios para acceder a la Internet.
¿Habrá ido a parar parte de estos fondos al financiamiento del soporte técnico y la desmedida publicidad para la “ciberdisidencia” cubana? ¿Qué instituciones en Europa están recibiendo este dinero del gobierno estadounidense? ¿El Premio para la bloguera cubana auspiciado por el grupo español Prisa saldrá de aquí? ¿Será casualidad que Prisa, la agenciera mayor de Yoani en Europa, sea también propietaria de Noticias 24, el blog de la oposición venezolana más agresivo contra Chávez?
Cualesquiera que sean las respuestas, dirán más de lo mismo. Ni es nuevo el comando ciberespacial, ni las web y los ciberdisidentes prefabricados, ni el acomodo coyuntural del diseño político para aniquilar al gobierno de la Isla.
[1] BURGHARDT, Tom (2009): “The Pentagon's Cyber Command: Formidable Infrastructure arrayed against the American People”. En Global Research, April 26, 2009. Se puede descargar en la web http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=13354
[2] RUMSFELD, Donald (2003): Information Operations Roadmap, United-States National Security Archive, October 30, 2003. Se puede descargar en la web http://www.gwu.edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB177/info_ops_roadmap.pdf (PDF 2,3 Mb)
[3] WOOD, Sara (2006) "New Air Force Command to Fight in Cyberspace". En: American Forces Press Service. U.S. Department of Defense, November 3, 2006.
[4] MICHAELS, Jim (2007): “U.S. Military Beefs Up Internet Arsenal”. En: USA Today, Mach, 28, 2007.
[5] EISLER, Peter (2008): "Pentagon launches foreign news websites". En USA Today, May 1, 2008.
[6]En junio de 2005, Parsons generó una gran controversia cuando afirmó en su blog que los métodos de interrogatorio que los Estados Unidos utilizaban en Guantánamo "son increíblemente suaves. Todos los presos reciben atención médica regular”. PARSONS, Bob (2005): "Close Gitmo? No Way", 19 de junio de 2005. En la web http://www.bobparsons.com/CloseGitmoNowayThinkourinterrogationmethodsaretoughPrisonersintheMiddleEasttalkquickHereswhyt.html
[7] La llamada Ley Torricelli o Ley de autorización y de defensa nacional para el año fiscal 1992, que autorizó la conexión de la Isla a la Red, por vía satelital, con el condicionamiento de que cada megabyte (rango de velocidad de conexión) debía ser contratado a empresas norteamericanas o sus subsidiarias y aprobado por el Departamento del Tesoro. Estableció limitar esa contratación y decidió sanciones extraordinarias —multas de 50 000 dólares por cada violación— para quienes favorezcan, dentro o fuera de EE.UU., el negocio electrónico o el más mínimo beneficio económico de la Isla. Esto se ha estado aplicando rigurosamente y poco a poco la OFAC ha ido ampliando su lista negra hasta el delirio. En abril de 2004, la OFAC informó al Congreso que de sus 120 empleados, cuatro fueron asignados para seguir la pista de las finanzas de Osama Bin Laden y Saddam Hussein, mientras que casi dos docenas se ocupaban de reforzar el bloqueo contra Cuba. Admitieron que utilizaban la Internet como fuente fundamental para seguir las pistas del dinero. Por cierto en las medidas anunciadas recientemente por Obama, ni siquiera se menciona el tema de las transacciones de dinero vía electrónica. Es decir, aquí también el bloqueo se mantiene intacto.
[8] Google AdWords es el método que utiliza Google para hacer publicidad bajo su patrocinio. Son anuncios que se muestran de forma relevante en los resultados de la búsqueda del usuario (por ej., si el usuario buscó “cuba", a la derecha o arriba de las páginas indexadas por PageRank aparecerán anuncios referentes a “cuba”). Google cobra al dueño de la publicidad por cada clic hecho sobre su anuncio.
[9] Hay numerosos trabajos en esta revista que teorizan sobre la guerra de información y el uso de las llamadas nuevas tecnologías. Les recomiendo, por ejemplo, el artículo "Partnering with the Iraqi media" En: Military Review, julio-agosto 2008. Se puede descargar en la web http://usacac.army.mil/CAC/milreview/English/JulAug08/DeCarvalhoEngJulAug08.pdf
[10] Luis Posada Carriles, ciudadano venezolano de origen cubano. Es un terrorista confeso, responsable de la voladura de un avión civil en el que murieron sus 73 pasajeros y de la serie de bombas que estallaron en hoteles cubanos, en la década del 90, y que le costó la vida a un turista italiano. Posada Carriles vive en Miami. [11]RICHTER, Paul (2008): “Cuba USAID Program Gets Overhaul” En: Los Angeles Times. May 7, 2008. Se puede descargar en la web http://articles.latimes.com/2008/may/07/world/fg-uscuba7
http://www.cubadebate.cu/index.php?tpl=design/opiniones.tpl.html&newsid_obj_id=14980
Véase además http://www.cubadebate.cu/index.php?tpl=design/especiales.tpl.html&newsid_obj_id=11426
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